Muchos visitantes acudían a Bath por motivos de salud, ya que sus aguas minerales termales tenían, supuestamente, propiedades curativas. El dormitorio de un caballero era el lugar para descansar y recuperarse.
Durante la época georgiana, los cónyuges de clase alta solían dormir en habitaciones separadas. Aunque estuviera armoniosamente amueblado, el dormitorio de un hombre hubiera sido mucho más sencillo que el de una mujer.