Las cocinas de las casas adosadas del siglo XVIII solían ser calurosas, tener poco espacio y estar mal iluminadas. Era complicado ajustar el calor de los fogones abiertos, pero los cocineros más expertos podían preparar de todo, desde asados y pucheros, hasta salsas y postres.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.